By Efraín Bámaca-López PhD
El agua es vida, y la vida en el territorio debe ser con dignidad y calidad. Sin agua libre de contaminantes, la existencia de los seres vivos; humanos y animales en general, se ve amenazada a una existencia plena y de calidad, afectando no solamente a la biodiversidad del territorio sino también al desarrollo de las comunidades en todos sus sentidos. Esto queda reflejado en el último informe de análisis físico químico por espectrofotometría, sobre la situación actual del agua en el área de influencia de la mina Marlin, ubicada en los municipios de San Miguel Ixtahuacan y Sipacapa, del departamento de San Marcos, en Guatemala, donde claramente “[…] se determinó que existía contaminación del bien hídrico, derivado de los procesos de extracción de minerales a cielo abierto” (Valiente de León, 2018, p. 1).
Con base en dicho informe se establece que en el río Tzala, debajo de la mina, los límites de hierro son por encima de los parámetros establecidos por el Banco Mundial para las minas a cielo abierto. Abajo del dique de colas de la mina; río Quivichil y Quebrada Seca la concentración de sulfato se encuentra por encima de los límites permitidos tanto por normativas nacionales, canadienses y norteamericanas. Así también en el riachuelo Quivichil (parte baja y alta), aldea Siete Platos, San Miguel Ixtahuacan, Quebrada Seca, Aldea San José Ixcaniche, aldea Quequesiguan, Sipacapa y San Marcos existe concentración de niquel muy por encima de los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud.
En la parte baja y alta del río Tzala, aldea Salem, Sipacapa, caserío Chininhuitz y San Miguel Ixtahuacan, la concentración de cadmio es por encima de los valores permitidos por la agencia ambiental de los Estados Unidos para agua potable y la Organización Mundial de la Salud, y según la normativa del Banco Mundial para minería a cielo abierto, está dentro del rango aceptable. Por su parte en aldea Siete Platos y San José Ixcaniche, las concentraciones de hierro son por encima de lo permitido por la agencia ambiental de los Estados Unidos para agua potable y los limites canadienses de calidad del agua, lo mismo cabe decir para el manganeso. En atención a las concentraciones de níquel, son afectadas principalmente aldea Siete Platos, San José Ixcaniche y aldea Agel.
Estos datos dejan clara evidencia de las afectaciones de la mina Marlin en el agua de las comunidades, siendo el agua un recurso necesario para una vida digna tanto para humanos y seres vivos en general.
El informe en mención demuestra claramente que en los lugares ya indicados el agua tiene presencia de metales pesados, lo que la hace “[…] no apta para consumo humano, animal y para uso de riego en cultivos agrícolas” (p. 32). Por lo que se recomienda “ no usar el agua de los ríos Tzala, Quivichil y Cuilco” (p. 33).
A la vez que se hace de urgencia un seguimiento por parte de las autoridades competentes “para asegurar el restablecimiento de los recursos naturales y asumir los costos por los daños causados a la población y mediambiente […]” (p. 33), así también se hace el llamado a las autoridades respectivas para que la normativa sobre el agua sea legislada y la actual existencia de normas en referencia al agua sean apegadas a normas internacionales para un uso favorable y con enfoque a los derechos humanos y “[…] no ser benevolentes con las empresas industriales […]” (p. 33).
El cuido de la casa común, es responsabilidad compartida, empezando por un uso favorable a los recursos naturales, siendo el agua uno de los más vitales para el buen vivir de nuestros pueblos.
Referencia Bibliográfica