Efraín Bámaca-López PhD
La crisis socioambiental mundial exige un actuar responsable frente a tanto desastre ocasionado por la avaricia de algunos, y por el extractivismo a los bienes naturales de los pueblos más desprotegidos por las mismas leyes, que se supone deben cuidar de su bienestar. En esta crisis profunda, es urgente el análisis “desde las dimensiones humanas y sociales” que en conjunto nos permitan ver el hecho en su integralidad (Francisco, 2015, No. 137).
No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza (Francisco, 2015, No. 139).
Naturaleza a la que según el Programa Estado de la Nación – Región, con base en los últimos datos registrados (2016, p. 197), le estamos en deuda puesto que “el consumo por persona supera en 18,2% la capacidad del territorio para regenerarse naturalmente.” Situación que nos lleva a irreparables daños socioambientales. Nos asumimos en un mundo infinito sin reconocer que nuestros bienes naturales son finitos. La valoración de los bienes naturales es tarea de todos los pueblos, nos es preciso un planteamiento económico para un planeta finito (Jackson, 2011), en un Estado Plurinacional que contempla el buen vivir como prioridad para sus habitantes, la ecología integral es una realidad “ inseparable de la noción de bien común.” (Francisco, 2015, No. 156). “Para que pueda hablarse de un auténtico desarrollo, habrá que asegurar que se produzca una mejora integral en la calidad de vida humana.” (Francisco, 2015, No. 147).
La política fiscal debe basarse en los principios de capacidad económica, igualdad, progresividad, proporcionalidad, transparencia, universalidad, control, sencillez administrativa y capacidad recaudatoria (Consejo del Pueblo Maya, 2015, p. 61).
El compromiso ecológico y la invitación al cuido de la casa común como nos lo recuerda Laudato Si, conlleva también la responsabilidad compartida del respeto y resguardo a los bienes naturales para que las futuras generaciones puedan contar con el disfrute de un mundo con calidad de aire, agua entre otros, para también sumar a una mejora en la calidad de la democracia.
Que la vivencia en el cotidiano nos mueva a exigir planteamientos claros a quienes tienen el resguardo de nuestros bienes comunes naturales por mandato constitucional, para el bien común y no el enriquecimiento de algunas cúpulas de poder, que también la corrupción a nivel socioambiental suma a una manifestación más del pacto de corruptos en el territorio nacional.
Referencias bibliográficas
Consejo del Pueblo Maya. (2015). Proyecto político «El tiempo de los Pueblos». San Marcos.
Francisco. (2015). Carta Encíclica Laudato Si. Ciudad del Vaticano, Roma: Tipografía Vaticana.
Jackson, T. (2011). Prosperidad sin crecimiento: economía para un planeta finito. Barcelona, España: Icaria / Intermón Oxfam.
Programa Estado de la Nación – Región. (2016). Quinto Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible. San José, Costa Rica: Programa Estado de la Nación – Región.