Efraín Bámaca-López PhD
La actual matriz energética nacional, no está pensada para el Buen Vivir de los pueblos, sino por el contrario, busca afianzar el mercado de los bienes comunes naturales, especialmente el agua. El mandato constitucional de 1985 en su artículo 129 “se declara de urgencia nacional, la electrificación del país, con base en planes formulados por el Estado y las municipalidades, en la cual podrá participar la iniciativa privada”, tales condiciones han variado y en nombre de la urgencia nacional de aquel tiempo, ya no es justo seguir en tal sentido utilizando tal mandato para llegar hasta la criminalización de personas que actúan en defensa del territorio y los bienes comunes naturales.
“ […] en la dimensión social y medioambiental, el uso intensivo de los recursos naturales en regiones rurales del país, ha provocado crecientes tensiones asociadas a grandes proyectos energéticos, avivadas por el reclamo legítimo de las poblaciones por el uso de la tierra y del agua para beneficio local. Es este un claro síntoma de la actual desconexión entre la planificación de proyectos de energía y el desarrollo territorial […]” (Ponciano, 2015, p. xiv).
El uso de los bienes comunes naturales con beneficios particulares, es algo que atenta contra la forma de concebir la vida misma. ¡Basta de absurdos procesos colonizantes! El Buen Vivir de todos los pueblos de Guatemala, está también en la creación de una nueva forma de concebir el entramado de generación, transmisión, distribución y consumo de la energía eléctrica. Que el bien público sea para todos los pueblos. Precios justos y servicios de calidad: “el negocio de la energía solo ha llevado a encarecer el precio de la luz” (Consejo del Pueblo Maya, 2015, pág. 20).
Las empresas hidroeléctricas penetran en los territorios engañando a las familias para que vendan terrenos con el fin de capturar los ríos. Ninguna lo ha hecho diciendo la verdad: entran con mentiras, sobornando a las municipalidades, con protección militar; sin informar, sin consultar, sin compartir sus proyecciones, ni sus inversiones, ni sus rentas (Consejo del Pueblo Maya, 2015, p. xiv).
Nuestra matriz energética precisa ser distinta, urge de un cambio con el único fin de ser un servicio y no un lucro, en donde las garantías constitucionales de protección a la persona y el logro del bien común sean sus pilares esenciales.
“[…] el verdadero papel de la energía como instrumento catalizador de bienestar individual y colectivo, se alcanzará en la medida que los recursos energéticos del país se gestionen en función de las poblaciones, cuestión prioritaria cuando el clamor por el uso de recursos naturales es un clamor por la vida misma” (Ponciano, 2015, p. xiv).
Referencias bibliográficas
Consejo del Pueblo Maya. (2015). Proyecto político «El tiempo de los Pueblos». San Marcos.
Ponciano, J. A. (2015). Perfil energético de Guatemala (p. 84). Guatemala: Cara Parens – Universidad Rafael Landívar.