¿Acaso el agua es suya?

Fotografía: Josué Navarro

Bienes comunes naturales

Efraín Bámaca-López PhD

Independientemente de las concepciones teóricas que con elegancia proporcionen claridad a estas tres palabras, la definición vivenciada desde las más pequeñas expresiones de afecto y valor a la tierra, el agua, el viento, entre otros; denotan que para la población indígena, estas expresiones de vida hecha realidad en la naturaleza, son parte de la vida misma. Son bienes porque tiene existencia material, comunes porque no pertenecen a un solo pueblo, mucho menos persona natural o jurídica, son de todos, ni mucho menos cabe el termino de propiedad, y naturales porque son eso, hijos de la madre tierra, son no creados por la invensión humana. En palabras más vivenciales, existentes desde tiempos ancestrales.

Contrario a la visión económica clásica de verlos como recursos naturales, asumirlos como externalidad, asumiéndolos como existentes incluso en un planeta infinito, donde el mercado pueda tomar a su antojo, sin importar los más básicos derechos de las personas y también de la madre tierra.

Los bienes comunes naturales como el agua, son esencia de vida, son seres dialógicos con vida ancestral, que en contacto con los administradores de la madre tierra; nosotros los humanos, hacen de este espacio común, un lugar más humano y habitable.

Como administradores de los bienes comunes naturales, estamos llamados a cuidar, preservar, consumir y alimentar responsablemente a la madre tierra, con un enfoque generacional, cultural, de genero y reverencia.

[…] Entran a los territorios sin hacer estudios de impacto ambiental y social, sin importales el cuidado y uso que los pueblos indígenas tenemos de los ríos y las fuentes de agua. ¿Acaso el agua es suya? Entran sin importales nuestras vidas, sin enlazar los planes de producción de energía con los planes de producción agrícola y económica, como si no existiéramos. Dispersan migajas para pocos empleos y proyectitos sociales y usan a sus universidades para que otra vez nos califiquen de pueblos atrasados en sus grandes medios de comunicación  (Consejo del Pueblo Maya, 2015, pág. 21).

Pero hay esperanza en un mejor presente, donde los bienes comunes naturales estén al servicio de las mayorías, especialmente las más necesitadas, “[…] no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan […]” (Francisco, 2015, #205, pág. 157).

 

Referencias bibliográficas

Consejo del Pueblo Maya. (2015). Proyecto político «El tiempo de los Pueblos». San Marcos.

Francisco. (2015). Carta Encíclica Laudato Si. Ciudad del Vaticano, Roma: Tipografía Vaticana.

 

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